Este relato de supuestas memorias de Julia Peraire no existe, es ficticio, pero todo lo que en él se narra es verídico. Desde 1922 fue la esposa legal de Ramón Casas, pero sufrió una injusta marginación por parte del entorno social del pintor quienes sólo quisieron ver en ella la antigua vendedora de lotería que fue, su musa y amante.