En 2020 se cumplió el centenario de la publicación del libro ‘La España negra’ de José Gutiérrez Solana. Coincidiendo con el lanzamiento de la primear edición, en 1920, Solana pintó uno sus cuadros más famosos ‘La tertulia del Café de Pombo’, colgado ese mismo año en dicho café y, en la actualidad, custodiado en el Centro Nacional de Arte Reina Sofia, tras la donación al estado español de Ramón Gómez de la Serna en 1947.

La pintura de Solana no es surreal, es supra real. Una realidad buscada y vivida, se diría que disfrutada. Siente piedad por todos los personajes marginales que retrata en su obra plástica y literaria, pero en vez de verlos a través de tratarlos con condescendencia, lo que hace es unirse a ellos en su entorno, y decide vivir la marginalidad misma. Habita la posada del Peine, visita burdeles y tabernas, las romerías, los toros, las procesiones, los entierros, los velatorios, las verbenas, los bailes de meretrices y proxenetas…Decide conocer para relatar la vida de estos personajes y de los pueblos que camina lleno de polvo y de vino recio.

La España negra’, es recorrer parte de nuestra geografía de la mano de un guía muy especial, de la persona que imaginamos que lo hace como describe el poema de Machado ‘He andado muchos caminos’… Solana sí sabe porque bebe el vino de las tabernas. Porque es uno más, se confunde con los labriegos, conversa con los viejos que toman el sol, va de romerías, viaja en tartana o en vagones de tercera, come en las tabernas, se aloja en posadas. Todo nos lo describe con una minuciosidad fotográfica, recoge hasta los más pequeños detalles, hace un relato apasionado y dramático. Habla de tullidos y mendigos, de prostitutas despeinadas y tristes que tienen un gesto de dolor y de bondad en la boca.

Una obra excepcional que traslada al texto el universo artístico de uno de los pintores más influyentes del siglo XX en España.