Fruto de una deficiencia ocular que provoca manchas en su campo de visión, Yayoi Kusama se sintió desde niña atraída por los lunares. Todos sus dibujos estaban llenos de ellos, incluso solía pintarlos sobre su cuerpo.
Ya de adulta, convertida en una reconocida artista, ha mantenido viva su pasión por ellos, convirtiéndolos en el centro de su universo iconográfico. Usando sus palabras: “Nuestro planeta no es más que un pequeño punto, una estrella más entre los millones que conforman el cosmos, el infinito.”
Esta deliciosa edición escrita por Sarah Suzuki, conservadora del museo MoMa de Nueva York, acerca a los más pequeños a la figura de Yayoi Kusama.