En 1886, durante la última exposición del grupo impresionista, aparecieron por primera vez obras pintadas únicamente con colores puros, aplicados con pinceladas separadas/divididas en puntos. George Seurat mostró allí un cuadro puntillista “Un domingo en la Grande Jatte”. Camille Pissarro y Paul Signac también expusieron obras ejecutadas siguiendo la misma técnica denominada Neoimpresionismo. Sería en la década de 1890, cuando las ambiciones políticas y artísticas del artista neoimpresionista Paul Signac se plasmaron en una serie de proyectos decorativos.
Este texto documenta el nacimiento del movimiento neoimpresionista.